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El índice de libertad económica en el campo mexicano (página 2)




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LISTA DE SIGLAS

BANAMEX

Banco Nacional de México

BBVA

Banco Bilbao Vizcaya BANCOMER

CETES

Certificados de la tesorería de la
Federación

CFE

Comisión Federal de
Electricidad

CLF

Compañía de Luz y
Fuerza

CNA

Comisión Nacional del Agua

CONASUPO

Comisión Nacional de Subsistencia
Popular

FCNM

Ferrocarriles Nacionales de
México

FERTIMEX

Fertilizantes de México

FIRA

Fideicomisos Instituidos en Relación con
la Agricultura

HF

Heritage Foundation

HSBC

Banco BITAL

IEF

Index of Economic Freedom

ILE

Indicator de Libertad Económica

ININ

Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares

IPN

Instituto Politécnico Nacional

PAGAFES

PAGARÉS DE LA
FEDERACIÓN

PEMEX

Petróleos Mexicanos

SICARTSA

Siderúrgica Lázaro Cárdenas Sociedad Anónima

SOFOLES

Sociedades Financieras de Objeto
Limitado

TELMEX

Teléfonos de México

URSS

Unión de Repúblicas
Soviéticas Socialistas

WSJ

The Wall Street Journal

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN

Medir el efecto de las políticas
del gobierno, en el
comportamiento
de los productores agropecuarios del campo mexicano, es
importante para comprender el estado
económico del sector rural.

Algunas decisiones del gobierno generaron incentivos para
incrementar la actividad de los productores, pero otras, las
inhibieron. Por ejemplo, cuando el Estado impuso
aranceles
altos a la importación de camionetas, muchos
productores redujeron sus pretensiones de importarlas; cuando el
gobierno redujo los aranceles, la importación se
incrementó notablemente.

Cuando el gobierno impuso muchos requisitos para que un
particular perforase un pozo para extraer y vender agua a los
vecinos, pocos se atrevieron a arriesgar su capital en ese
negocio. Cuando se permitió la comercialización de agua en
garrafón, surgieron decenas de empresas que hoy
venden este líquido a precios
cercanos a $1000.00 el metro cúbico. Algo impensable hace
25 años.

Cuando el Estado dio legitimidad a los sindicatos y
reconoció el derecho de huelga nunca
se dio cuanta que estaba reduciendo incentivos para el
surgimiento de nuevas empresas, hubo empresarios nacionales que
prefirieron cerrar sus negocios,
algunos capitalistas extranjeros prefirieron no entrar o emigrar
a otros países y de esa forma se perdieron muchos puestos
de trabajo. Por
el contrario, se pueden observar economías donde no hay
sindicatos ni derecho de huelga y el nivel de desempleo es
mínimo o nulo.

Se pueden enunciar más de 50 variables
donde el Estado interviene e induce conductas en los agentes
económicos. En términos generales, el efecto que
provocan las políticas de Estado se reducen a ampliar o
reducir el nivel de actividad de los agentes económicos
privados.

Cuando los agentes económicos privados reducen su
actividad, el Producto Interno
Bruto (PIB) aportado
por ellos se reduce; en tanto que, si los agentes
económicos aumentan su papel en la economía, ello se
reflejará en el incremento del PIB.

Esta investigación se dedicó a estudiar
la forma de medir la acción
del Estado sobre los agentes económicos. Se
construyó un indicador numérico para medir el
margen de acción que el Estado otorga a los campesinos
para que puedan tomar decisiones económicas de carácter privado, es decir, de
negocios.

Se mostró que este indicador del margen de
acción de los productores del campo, está
correlacionado con el PIB del sector rural. Es decir, hay
elementos para asegurar que valores altos
del indicador corresponden a altos niveles de Producto
Interno Bruto, mientras que valores bajos del indicador
corresponden a niveles bajos del PIB.

La Heritage Foundation de alguna forma aborda esta
temática, menciona los conceptos donde interviene el
Estado pero no especifica la metodología para evaluar a las variables,
ni tampoco señala la base teórica, estas tareas
quedaron para subsanarse en el trabajo
presente.

Estudiar la problemática del campo mexicano con
base en un indicador de libertad económica de los
productores rurales no tiene antecedentes. La capacidad
explicativa del indicador de las épocas de bonanza y
depresión es notable.

Finalmente, se propone que este Indicador de Libertad
Económica puede utilizarse para efectos predictivos. En
efecto, se puede pronosticar el resultado económico del
campo según el nivel del indicador que el Estado
determine. Si el Estado decide mejorar significativamente el
valor del ILE
seguramente se obtendrá un mejor nivel de Producto Interno
Bruto per cápita; pero la recíproca también
es cierta: si el estado empeora el ILE, el PIB per
cápita
empeorará.

1.1 Planteamiento del
problema

No existe, hasta ahora, un instrumento analítico
suficientemente robusto y capaz de pronosticar los efectos que
producirán las acciones del
Estado.

Debido a que no se cuenta con un indicador que pueda
señalar si una decisión es correcta o no, se
cometen infinidad de errores económicos.

Por ejemplo, el Estado puede establecer una ley que
prohíba la importación de leche con la
sana intención de incentivar a los productores nacionales.
Pero el resultado que arroja esta política se refleja
en un incremento notable de los precios internos, la producción no sube a los niveles esperados
y pueden presentarse problemas
graves de escasez.

Para remediar este problema (provocado por el Estado),
se toma otra decisión errónea, por ejemplo, se usa
dinero del
erario, para importar miles de toneladas de leche en polvo que el
gobierno venderá a precios bajos (subsidiados) con la
buena intención de que toda la gente pueda comprar y
alimentar mejor a sus hijos. Nuevamente, se tiene una
acción bienintencionada que conduce a sacar del mercado a casi
todos los productores nacionales de leche que no pueden competir
con el gobierno. Es posible que surjan otros efectos imprevistos,
como arbitraje o
corrupción
de agentes que compren barato (al Estado), lo sacan del
país para venderlo nuevamente al Estado.

Otro ejemplo se puede ver cuando un gobierno elimina el
Impuesto al
Valor Agregado a medicinas y alimentos y
años más tarde intenta gravarlos de nuevo. Puede
desatar una cadena de reacciones inesperadas que desestabilizan
la economía.

Se podrían evitar muchos errores de orden
económico si hubiera un instrumento que calificara de
antemano las acciones del Estado y previera los posibles
resultados. Un indicador que esté sustentado en una
teoría
económica sólida y probada en la
práctica.

1.2 Objetivo
general

Definir un indicador numérico que mida el
margen de acción que el Estado otorga a los agentes
productivos del campo mexicano para tomar decisiones
económicas de carácter privado.

1.3 Objetivos
particulares

1.3.1 Detectar las variables económicas
relacionadas con el margen de acción que el Estado
otorga a los agentes productivos del campo mexicano para tomar
decisiones económicas de carácter
privado.

1.3.2 Cuantificar el margen de acción que el
Estado otorga a los individuos en cada variable
económica.

1.3.3 Determinar hasta qué grado hay
relación entre el indicador propuesto y el Producto
Interno Bruto per cápita en el campo
mexicano.

1.3.4 Especificar algunas políticas de Estado
que permitan incrementar significativamente el nivel de
Producto Interno Bruto per cápita en el campo
mexicano.

  1. Hipótesis

1.4.1 Las políticas de Estado tienen efectos
directos en la conducta de
los agentes económicos e indirectos en el Producto
Interno Bruto del sector.

  1. La conducta o margen de acción de los
    agentes económicos se puede expresar y medir en
    variables económicas.
  2. Existe una relación funcional entre el
    margen de acción que el Estado permite a los
    individuos y el Producto Interno Bruto per
    cápita
    .
  3. Es posible mejorar significativamente el Producto
    Interno Bruto del sector si el Estado modifica el valor de la
    variable que mide la acción o influencia del Estado
    sobre los individuos.

CAPÍTULO 2

MARCO TEÓRICO

Hacer investigación en economía o en
cualquier otra ciencia,
requiere tomar en cuenta el
conocimiento acumulado por otros investigadores que se han
preocupado por el tema y que aportan los elementos precisos para
ubicar el fenómeno de interés.
El trabajo que aquí se presenta, ha tomado las corrientes
de pensamiento
más relevantes y que conforman los paradigmas de
la Ciencia
Económica.

Se sabe que la Economía es una ciencia
relativamente nueva y que está en proceso de
construcción. Sin embargo, ya tiene
conocimientos sólidos para investigar los problemas que se
abordan, como es el grado de libertad económica que tienen
los productores ante las políticas que desarrolla el
Estado. Aquí se expondrá explícitamente esa
teoría que servirá para dar sustento a la
investigación.

2.1 Origen del problema
económico

La necesidad primordial del ser humano consiste en
sobrevivir en un mundo de incertidumbre y escasez. Si este mundo
fuera abundante en alimento, salud, diversiones, educación, vestido y
vivienda, entonces no existirían problemas
económicos.

El primer problema que el hombre debe
reconocer es que su vida está acotada. En efecto, nadie
puede pensar en una vida infinita, posiblemente ni siquiera dure
cien años. Luego, ante este recurso escaso del tiempo y
pensando que todo lo demás no tiene límites,
debe tomar decisiones para saber si, por ejemplo,
disfrutará mejor tomando cerveza todos los
días o si vale la pena dedicar su tiempo a construir su
casa o educar a sus hijos. Decidir cómo usar su escaso
tiempo de vida implica, por tanto, un problema
económico.

El tiempo de vida no es el único recurso escaso
de este mundo. Sólo en la mítica ‘tierra de
Jauja’ al hombre le
bastaba estirar la mano para tomar su alimento, pero en el mundo
real, el alimento, el vestido, la educación son
recursos escasos.
Basta que exista una persona que no
pueda tomar para sí lo que desea para que se considere la
existencia de escasez. Hasta ahora, el aire no es escaso
en la superficie de la tierra,
pues todos los hombres pueden tomar el aire que desean; tampoco
el agua salada
es un producto escaso pues basta acercarse al mar y disfrutar
toda la que se desea. Respirar el aire o disfrutar el agua salada
no es, en general, un problema económico (Becker, 1987).
Pero si se consideran ciertos espacios, lugares o circunstancias,
pueden transformarse en escasos.

En realidad, la lista de materias, productos o
bienes escasos
es amplia. Por ejemplo, si se colocara en el zócalo de la
ciudad todo el trigo producido en una región para que la
gente se lo llevara sin pago alguno, seguramente que varios se
irían con las manos vacías, es decir, se
transformaría en un bien escaso. Otro ejemplo: si se
repartieran los automóviles que genera una fábrica
a los primeros que llegasen a sus puertas, seguramente se
harían filas muy largas y habría gente que
pasaría años esperando que le asignaran uno. Los
automóviles se transformarían en un bien
escaso.

La distribución de los bienes y la escasez de
los mismos es materia de
interés de la ciencia económica. La Economía
puede dar cuenta del resultado de diversos métodos de
distribución, asimismo, puede indicar cuál es el
método
más eficiente.

Para resolver el problema de distribución se
necesita antes resolver el problema de la producción. En
tiempos remotos bastaba que el jefe de familia se
internase en la selva para colectar fruta silvestre y así
satisfacía las necesidades de alimento de la familia.
Pero cuando las aldeas crecieron, no todos podían ir a la
selva, por lo que, de manera natural se dividió el trabajo
para dejar a los más fuertes la caza de animales salvajes
mientras que otros se dedicaban a cuidar a los niños o
preparar alimentos. Para la aldea, era suficiente la autoridad del
jefe de familia cuyas órdenes no se discutían,
simplemente se obedecían. Si hacía falta
leña para la cocción de los alimentos bastaba una
orden para que el hijo mayor tomara el hacha y proveyera del
combustible necesario. La supervivencia de la aldea estaba
garantizada con el poder
centralizador de un individuo y la
disposición a obedecer y cooperar de la mejor manera
posible por los demás miembros de esas pequeñas
sociedades.

Sin embargo, las familias crecieron y la aldea se hizo
más compleja. Pronto se fundaron nuevas aldeas y cada una
con su propia autoridad central. Algunas aldeas se establecieron
cerca del mar, otras en tierras planas o en la montaña. La
aldea a pie de mar podía tener pescado en abundancia,
tanto que le sobraba para alimentar a todos sus miembros, los que
estaban asentados en tierras planas les sobraba trigo y los de la
montaña eran superavitarios en leña. Cada aldea
tenía sobrantes de un bien y escasez de los otros dos
bienes. Nuevamente surge un problema económico derivado de
la escasez y abundancia.

Cuadro 2.1 Producción y escasez en
aldeas separadas

Aldea

Abundancia

Escasez

A

Pescado

Leña y trigo

B

Leña

Pescado y trigo

C

Trigo

Pescado y leña

Elaboración propia

Un método para que la aldea A consiga leña
consiste en organizar un comando para asaltar a la aldea B y
robar la leña tan necesaria para cocer el pescado. Luego,
tendría que organizar otro comando para robar el trigo tan
necesario para mejorar la alimentación. La
aldea B puede estar pensando lo mismo: organizar un comando para
robar pescado y trigo. Pero la aldea C no está exenta de
este pensamiento y hace lo propio. Es posible que este
método se use algunas veces, pero pronto se dan cuenta que
no es muy eficiente, ya que, como se dice coloquialmente: algunos
pierden los dientes, otros pierden la vida.

El desarrollo de
las sociedades tribales permitió, en un proceso cercano a
los diez mil años, descubrir que hay métodos
mejores que la violencia, y
así surge espontáneamente el trueque. En efecto, el
jefe de la aldea A llega con una porción de pescado a la
aldea B con el fin de intercambiarlo por leña. Luego va a
la aldea C y logra conseguir trigo. Lo propio hacen cada jefe de
aldea y de esta forma las tres aldeas tienen los bienes que
deseaban sin acciones de violencia.

Otro método consiste en unir las tres aldeas como
si fueran una sola y elegir una autoridad central para delegarle
la facultad de distribuir los bienes escasos. El jefe de la aldea
A está seguro que este
es el mejor método y logra convencer a los otros jefes
para que sigan su propuesta y para eliminar fricciones propone
que la elección del jefe mayor sea por voto mayoritario,
por lo que se convoca a toda la población y se inicia la campaña.
Son muchos los que quieren el puesto. Después de una
reñida, desgastante y sucia elección se nombra al
jefe de la aldea A como el presidente de las tres
aldeas.

Para facilitar la operación de la presidencia, se
establece que todos deben pagar un impuesto a fin de construir la
oficina donde
el presidente hará los planes de distribución. Para
este momento ya se habrá nombrado al nuevo jefe de la
aldea A quien deberá aportar los datos de
producción de pescado; el jefe de la aldea B dirá
cuanto le sobra de leña y el de la C cuánto de
trigo. El presidente, ya con los datos en la mano determina la
cantidad de pescado que debe ir a la aldea B y cuánto a la
C. Lo mismo hará con los otros bienes escasos.

Sin embargo, pronto surgen las protestas pues el jefe de
la aldea C nota que ahora recibe menos que antes. Los que reciben
más, no protestan. La inconformidad del jefe C le conduce
a declarar menos producción del trigo que cosechan en su
aldea, el sobrante lo usa para un intercambio fuera del control del
presidente. Al entregar menos cantidad de trigo, los otros
agentes recibirán menos que antes y surgen así las
sospechas de que el presidente se queda indebidamente con una
parte de la producción. Al menor descuido, el presidente
sufre un golpe de Estado
pues ahora todos lo desconocen. Se inicia un nuevo proceso para
elegir a otro presidente "más honrado y capaz". Pero
vuelve a ocurrir lo mismo, nadie está contento con la
distribución que hace el presidente.

Después de varios cambios, surge un presidente
que vende la idea de que el problema de escasez se resuelve si el
presidente tiene la facultad no sólo de distribuir sino de
organizar la producción. Convence al pueblo que si lo
dejan manejar las fuerzas productivas doblará la cantidad
de bienes y nadie tendrá escasez pues todos
recibirán una dotación doble. Con estas
encantadoras promesas gana las simpatías de todos. Le
conceden el poder absoluto. Para este fin organiza a su gobierno
nombrando ministros a los antiguos jefes de aldea. Ellos
serán los responsables que harán cumplir las
órdenes de producción en cada aldea.

Deberán organizar a sus comunidades para cumplir
el plan centralizado
y a cambio
recibirán su dotación. Por supuesto, los ministros
serán los primeros en recibir su parte en
compensación por la ardua tarea de vigilar que todos
trabajen. Toda la producción se entrega al Estado y
éste se encarga de distribuir una canasta llena de
pescado, trigo y leña a cada familia.

No pasará mucho tiempo para que los trabajadores
adviertan que reciben lo mismo si trabajan mucho o trabajan poco
o aún si no trabajan. Difícilmente se
encontrará a alguien que recibiendo lo mismo cada
día, incremente constantemente su ritmo de trabajo o
dedique más horas para producir leña, pescado o
trigo. Más bien, se notará una tendencia a reducir
el esfuerzo o el tiempo de trabajo.

Esto preocupará al gobierno y para remediarlo, se
contratarán supervisores, policías, jueces y
cárceles para castigar al que reduzca su trabajo, lo cual
implicará, por supuesto, que el gobierno consuma una parte
mayor del producto bruto y, por lo tanto, los ciudadanos (los que
no están en el gobierno) seguirán recibiendo menos
que antes. Esta manera de resolver los problemas
económicos conduce a crear dos clases
sociales de agentes.

Por un lado, estarán los productores que aportan
su esfuerzo, tiempo y trabajo a cambio de recibir una
ración de alimentos, y por otra parte estarán los
miembros del gobierno que se encargan de organizar a los
productores y recibir su parte antes que nadie. A este sistema de
producción y distribución, llevado al campo de la
teoría económica se le conoce como
‘‘planificación
centralizada’’.

2.2 El Modelo de
Kantorovich

La tarea del planificador consiste en hacer un uso
eficiente de los recursos de la sociedad y tomar decisiones sobre
los recursos escasos significa estar en el campo de la
Economía. En este caso, el planificador tiene el problema
de usar el mínimo de insumos para obtener la máxima
producción.

Para Leonid Kantorovich (1968) el aparato centralizador
se enfrenta a un problema de programación
lineal que se resuelve mediante las mismas técnicas
desarrolladas por Dantzig en los Estados Unidos,
es decir, el Método
Simplex. Kantorovich desarrolla una teoría de la
formación de los precios sobre la base de la teoría
marxista de valor. Surgen así los llamados precios
planificados que no se basan necesariamente en los costes de
producción pues más bien son "un instrumento de
redistribución de la renta social neta y actúan
como estimulante económico, por ejemplo, alentando el
empleo del
equipo y las materias primas mediante la subestimación de
sus precios". (Kantorovich 1968)

Kantorovich construye su sistema mediante "evaluaciones
objetivamente determinadas" a fin de realizar el cálculo
económico que da cuenta del uso eficiente de los recursos
de la sociedad. Estas evaluaciones objetivamente determinadas y
basadas en la teoría del valor trabajo, le
permitirán plantear el problema de optimización
matemática
en búsqueda de los puntos óptimos.

Figura 2.1 Los óptimos de
Kantorovich

La formulación matemática del problema de
la planificación óptima en la economía
Kantorovich la enuncia así:

"Nos enfrentamos con m unidades de producción
(empresas, instalaciones, máquinas) que deben fabricar n productos
distintos (clases de operaciones) en
una producción determinada. Un conjunto completo
consiste en k1, k2,…,kn
unidades de productos (1), (2), …,(n). Se conoce la productividad
de cada sector para cada producto; el producto j (j=1,2,…,n)
puede ser fabricado en la unidad i (i= 1,2,…,m) a
razón de aij unidades por unidad de tiempo.
Se trata de repartir las operaciones entre las unidades de
manera que se obtenga un máximo de conjuntos
proporcionales completos de una unidad de tiempo.

Si se designa por hij (i=1,…,m;
j=1,…,n) la porción de tiempo de trabajo de la unidad
i que se destina a la producción de producto j, la
consecución de plan óptimo plantea el siguiente
problema matemático:

Dados los valores
no negativos

{aij} (i=1,…,m; j=1,…,m),
kj>0 (j=1,…,n),

Para los cuales máx aij>0
(j=1,…,n) (cada producto puede ser fabricado por lo menos por
una de las unidades) Se trata de definir el conjunto de valores
(el plan)

Π={hij} (i=1,…,m);
j=1,…,n) para los que se den las siguientes
condiciones:

1) hij≥0 (i=1,…,m;
j=1,…,m)

(la parte de tiempo de trabajo reservado, en cada
unidad, a la fabricación de un producto es un valor no
negativo);

2) ∑nj=1 hij≤1
(i=1,…,n)

(el tiempo de trabajo de cada sector está
limitado por el período que abarca la
planificación);

3. La magnitud
μ(π)=mín
(xπj)/kj
1≤j≤n

En que
xπj=
∑i=1=aijhij (j=1,…,n)
toma su valor máximo (los valores
xπj
expresan la producción total de cada producto
realizada por el plan π, y la
magnitud
μ(π)
representa la escala de
producción relativa a este plan, es decir, el
número de conjuntos proporcionales completos producidos
por unidad de tiempo).

El plan π será
óptimo si satisface las condiciones 1)-3) y realizable
si satisface las condiciones 1) y 2)".

Las premisas, dice Kantorovich, para la
aplicación de sus modelos de
optimización se basan en los principios de la
metodología marxista del análisis económico: razonamiento
dialéctico, objetividad de la investigación,
análisis social de las relaciones de producción,
primacía de la producción y reconocimiento del
trabajo como única fuente de valor. (Kantorovich 1968,
pag. 264)

Para Kantorovich, el problema central es el incremento
del nivel de producción, y lo aborda
metodológicamente separándolo de la
distribución. Considera que esta última no tiene
mayor problema, pues el Estado distribuye de acuerdo a las
necesidades de la sociedad.

Kantorovich considera que sus modelos son aplicables a
los problemas de la planificación de la economía
nacional, así como a las cuestiones particulares relativas
a los diversos sectores de la producción socialista y a
los problemas parciales de la planificación.(Kantorovich
1968)

Desde el punto de vista teórico, el modelo de
Kantorovich para organizar la producción y
distribución en una sociedad, por muy compleja que sea,
tiene su mérito. El razonamiento es el siguiente: si un
aparato centralizador cuenta con toda la información sobre los recursos que tiene
una sociedad, tanto los materiales
como los humanos, los precios, las productividades de los
factores, las elasticidades, los gustos y preferencias de las
personas, entonces puede tomar las mejores decisiones a fin de
satisfacer a toda la sociedad.

Sin embargo, el modelo de Kantorovich posee algunas
debilidades cuando se transforma en un método general bajo
la dirección del Estado.

Los precios que utiliza no son precios de mercado, sino
precios calculados en base a la teoría del valor trabajo.
Ya se ha demostrado la imposibilidad de calcular precios mediante
esta teoría, sea por la incompatibilidad de los que
elaboran el cálculo (obtienen resultados diferentes), sea
por la incompatibilidad con los precios observados en el
mercado.

El supuesto de información completa sólo
es válido en el campo teórico. En la realidad es
imposible sostenerlo. Se tendría que tener un
ejército de estadísticos, encuestadores, analistas
y matemáticos y aún así nunca es posible
saber todo de la naturaleza y
de los gustos y preferencias de los individuos. Por otro lado, la
información es continuamente cambiante y se regenera
(problema estático y dinámico).

Para que los planes no sean alterados por los
individuos, se requiere eliminar el mercado, es decir, las
decisiones individuales de consumo y/o
producción a fin de que imperen únicamente las del
Estado.

Para que los individuos no puedan ejercer decisiones
individuales, es necesario eliminar las posibilidades de
intercambio libre y voluntario y eso es posible sólo
mediante la abolición de la propiedad
privada. Si los individuos no poseen propiedad alguna, no pueden
comerciar y así se garantiza la planeación
del Estado.

Para que el órgano centralizador pueda satisfacer
a todos, es necesario que el número de mercancías
diferentes no sea tan extenso. La tendencia es reducir al
mínimo posible su número (o variedad) para elaborar
correctamente el plan de producción. Una sola marca de zapatos,
de vestido y alimentos es suficiente.

Aún reduciendo el número de
mercancías a producir, la cantidad de información
necesitada para la distribución (distancia hacia los
poblados y hacia cada persona, duración del bien, recogida
es tan grande que todavía no hay computadoras
capaces de procesarla.

Kantorovich reconocía las deficiencias de su
modelo al grado tal que recomendó ciertas "decisiones
descentralizadas" (Kantorovich, 1968).

Sin embargo, hay que reconocer que la propuesta de
Kantorovich es aplicable en ciertos ámbitos. Por ejemplo,
las empresas de una economía de mercado necesitan
optimizar el uso de sus recursos y para ello resuelven
dónde colocar sucursales, cómo trazar la mejor ruta
de distribución (problemas de transporte).
Pero hay que notar que en estos casos es factible el uso de estos
modelos, ya que los cálculos se basan en precios de
mercado.

De cualquier manera, la importancia de incluir
aquí el modelo de Kantorovich radica en que sostiene la
creencia de que un órgano centralizador puede tomar tan
buenas decisiones como las que se logran en los mercados libres.
En otras palabras, sostiene que es posible sustituir al mercado
por el Estado.

Bajo esta creencia es que el Estado se arrogará
el derecho de organizar a la sociedad, de imponerle normas,
reglamentos, leyes, decretos y
sanciones. Así mismo, servirá de base para
legitimar su política de administrar el
petróleo, electricidad,
salud, educación, correos y telefonía. El caso más extremo es
cuando el Estado administra todo, como lo hacía China, URSS y
Europa del
Este.

2.3 El Modelo de Arrow

El esfuerzo de abstracción para construir el
modelo de Arrow implica pensar en una economía idealizada
donde los hombres pueden decidir sus planes de producción
y consumo aplicando su propio criterio, intereses y ambiciones,
sin que nadie les coaccione, obligue o limite. Se trata de un
modelo donde las decisiones económicas individuales tienen
como único límite no hacer daño a
terceros.

El hombre puede producir sillas, motores,
medicinas o cualquier otro bien en la cantidad que él
mismo considere que es la adecuada, y la puede llevar a donde
desee con el fin de realizar intercambios libres y voluntarios.
Puesto que en esta economía no existe una autoridad que
imponga restricciones de cantidad, precios o distribución,
se le llamará "economía descentralizada". Otros
autores la llamarán economía de mercado,
economía capitalista, economía de libre empresa o
economía liberal. Se tomarán aquí como
sinónimos.

La economía descentralizada de Arrow descansa en
el interés individual y está guiada por señales
de precios "compatible con una disposición coherente de
los recursos económicos, que podría considerarse,
en un sentido bien definido mejor que un gran número de
disposiciones alternativas posibles" (Arrow, 1977).

El interés individual significa lo que cada
persona desea a fin de satisfacer sus necesidades, gustos,
preferencias o caprichos. En general, los hombres pretenden
mejorar sus condiciones de vida, satisfacer sus placeres, comer
mejor, vestir mejor, divertirse mejor…

Subyace un criterio de racionalidad en todas las
decisiones del individuo, es decir, los hombres tratan de obtener
el mayor beneficio al menor costo posible.
Vale la pena señalar que se habla de una intención
del hombre, no de un resultado. Es decir, el criterio de
racionalidad implica el deseo del hombre por lograr el mejor
resultado. Esto no quiere decir que el hombre siempre logra el
mejor resultado. Pero el hecho de que no se logre el mejor
resultado no contradice el axioma de racionalidad, pues la
intención no cambia.

Si las decisiones del hombre únicamente se
basaran en satisfacer sus apetencias, es muy probable que la
sociedad se destruyera. En efecto, un individuo trataría
de tomar la carne del vecino sólo porque desea comer; el
otro tomaría los muebles de éste o de otro,
sólo porque quiere que luzcan en su casa. Se
estaría creando una sociedad de delincuentes que no
tardaría en desaparecer pues no habría incentivos
en producir sabiendo que cualquiera puede apropiarse de ello.
Dice Arrow "es importante entender cuán sorprendente debe
ser esta afirmación para cualquiera que se haya expuesto a
esta tradición. La respuesta inmediata, "de sentido
común", al interrogante "¿cómo sería
una economía motivada por la ambición individual y
controlada por un número muy grande de agentes
diferentes?, sería probablemente ésta: el caos
(Arrow,1977).

Este caos se ordena mediante la señales de
precios. Pero para comprender esta afirmación se necesita
entender que el precio es un
concepto que
se forma únicamente en el intercambio libre y voluntario
entre dos agentes privados.

Por abuso del lenguaje (en
México),
se habla del precio de la gasolina cuando la empresa que la
vende es del Estado, en realidad ese no es un precio pues PEMEX
no pertenece a un particular; también se habla del precio
de la electricidad, pero la Compañía de Luz y
Fuerza es del
gobierno. Sin embargo, cuando pagamos el recibo telefónico
estamos pagando un precio porque esa empresa pertenece a un
agente privado. De manera semejante, cuando se habla de precios
internacionales: si se refieren a los que se han producido entre
agentes privados, tiene sentido hablar de precios; pero cuando se
refieren al barril de crudo que venderá México,
propiamente no se le debería llamar precio por dos
razones: la primera porque la cifra no se determina entre
particulares y la segunda porque es una especulación que
todavía no pasa por el quid pro quo. Por lo tanto,
las señales de precios a los que alude Arrow
únicamente se refieren a las que se forman en la interacción libre y voluntaria entre los
individuos. Puede ser que estos precios no tengan una
expresión monetaria. Si una persona intercambia tres Kg.
de maíz por
dos de frijol, se dirá simplemente que el precio de tres
Kg. de maíz fue de dos Kg. de frijol, o bien 1kg de
maíz vale 2/3⅔ Kg. de frijol, o alternativamente un
Kg. de frijol valió Kg. de maíz.

Hay que aclarar que ese precio se creó en la
interacción libre y soberana de los dos agentes
económicos y nada garantiza que ese mismo precio se
producirá en el encuentro de otros dos agentes que lleven
frijol uno, y maíz el otro. Es perfectamente posible y
entendible que pueda surgir otra tasa de cambio, es decir, un
precio diferente.

Esto lleva a pensar que la existencia de los mercados es
tan fugaz como el tiempo que dura en pasar la mercancía de
la mano del comprador a la del vendedor. Puede pensarse en los
mercados como las luces de las luciérnagas en la noche:
duran un instante y nadie puede predecir dónde
aparecerá la luz. Este es el quid pro
quo
.

Un sistema económico que se basa en intercambios
libres y voluntarios no es perfecto. Llega el momento en que los
costos (de
transacción) pueden elevarse. En efecto, si una persona
desea intercambiar un pollo que previamente lo haya criado en el
traspatio de su casa, por una cantidad de maíz, acude con
el vecino, pero éste tiene leña: no hace el
intercambio, no se forma el mercado: acude con otro vecino, pero
este tiene legumbres, tampoco hace el intercambio. Nótese
que puede ser muy costoso encontrar al agente ideal que quiera el
pollo y que tenga el maíz que desea el dueño del
pollo. Es posible que cuando encuentre al agente indicado, el
pollo ya esté muerto de sed, hambre y cansancio y por lo
tanto no se pueda intercambiar ni por dos granos de maíz.
También puede suceder que encuentre a varios agentes que
desean el pollo pero que tienen bienes que no son deseados por el
dueño del pollo. Véase el siguiente
cuadro.

Cuadro 2.2 Incompatibilidad de
intereses

Agente

posee

desea

1

pollo

maíz

2

maíz

leña

3

leña

pollo

Elaboración propia

También se puede ejemplificar con el siguiente
diagrama.

Figura 2.2 Circularidad de
intereses

Elaboración propia

Es decir, se ha llegado a un estado de imposibilidad
técnica. A pesar de que todos tienen lo que los otros
desean, no pueden realizar el intercambio. Gracias a la
racionalidad del hombre, se crean nuevas formas, métodos o
sistemas para
resolver este problema. El diagrama de incompatibilidad de
intereses puede ser tan grande como se desee, dependiendo del
número de agentes y bienes.

Figura 2.3 Problemas del
trueque

Elaboración propia

La introducción de más
mercancías parece complicar el problema y volverlo
irresoluble en el viejo esquema de intercambio (trueque). Pero el
talento del hombre ha sido capaz de inventar la
solución.

Procede indicar que los individuos tienen distinto nivel
de preferencia para cada uno de los bienes y se pueden ordenar
con decimales que indiquen qué tan preferidos son unos
bienes respecto de otros

Cuadro 2.3 Ordenación de preferencias y/o
necesidades

agente

desea

posee

Pollo

maíz

leña

leche

pan

Soya

vaso

plata

lima

1

pollo

0

.1

.1

.1

.1

.2

0

.4

0

2

Maíz

.3

0

.2

0

0

0

.1

.3

.1

3

Leña

.1

0

0

0

.2

.1

0

.4

.2

4

leche

.2

0

.1

0

0

0

.1

.5

.1

5

Pan

.1

0

.1

0

0

0

0

.7

.1

6

Soya

0

.1

.2

.2

0

0

0

.3

.2

7

Vaso

0

.2

.4

.1

0

0

0

.2

.1

8

Plata

0

.3

.2

.2

.1

0

0

0

.2

9

lima

0

0

0

0

0

0

0

1

0

Nivel de preferencia

 

.7

.7

1.3

.6

.4

.3

.2

3.3

1

Elaboración propia

La escala usada es un intervalo cerrado de cero a uno:
cero indica que tiene nula preferencia y uno significa "el
más preferido". De esta forma simple los agentes
económicos pueden ordenar sus preferencias en un conjunto
de n bienes.

En este caso, las preferencias quedan de la siguiente
manera.

vaso<soya<pan<leche<pollo<maíz<lima<leña<plata

Si fueran agentes que se empeñaran por cambiar
frijol por vasos y sin abrir otras alternativas, podría
ser que su actitud les
incrementara notablemente los costos. Pero como son agentes
racionales, pueden diversificar sus posibilidades del intercambio
y ahorrar energía, tiempo y esfuerzo.

Ahora, nótese que en la ordenación de
preferencias hay mercancías que son más preferidas
que otras. Sería poco probable tener una sociedad donde
todas las cosas sean igualmente preferidas. Esa sociedad
tendría que ser tal que todos los hombres tuviesen los
mismos gustos, preferencias necesidades y caprichos. Esa sociedad
no existe.

Figura 2.4 Ordenación de las
preferencias

Elaboración propia

Ai significa el i-ésimo agente
(véase el cuadro 2.2.3)

El poseedor de pollo manifiesta su interés por
todas las mercancías en distinto nivel de deseabilidad. La
longitud de las flechas de la Figura 2.3.4 pueden indicar el
grado de preferencia.

Figura 2.5 La relación de las
preferencias entre los agentes

Elaboración propia

Aquí se señala que el hombre tiene
preferencias por todas las mercancías que existen en una
sociedad. Estas preferencias no aparecen en el mismo grado de
deseabilidad: unas van a ser más deseables que otras.
Quiere decir que los hombres van a tener la posibilidad de
ordenar sus preferencias.

De manera natural surge un bien que es el más
deseado por todos, o por la mayoría de los agentes.
Podría haber sido cualquiera de ellos, pero por la
práctica de los agentes tomarán aquél bien
que les sirve de intermediario para obtener lo que desean. Puede
llegarse al caso en que, por la naturaleza del bien, por su
duración (no perecedero), por su divisibilidad y volumen, se
transforma en la mercancía universal que nadie rechaza. De
esta forma se resuelve el problema del trueque.

Surge así lo que se conoce como "dinero". Es
decir, un medio que sirve para facilitar los intercambios. La
mercancía que tiene el papel de dinero necesita tener la
condición de "ser deseada por todos". Para que se
dé esta condición, requiere que sea un bien escaso
o limitado y que no se altere su cantidad.

Supóngase que la plata tiene ese papel, pero que
por alguna circunstancia desconocida se evapora de pronto o, como
por arte de magia, se
reduce a la mitad cada vez que hace frío, y aumenta
desproporcionadamente cuando hace calor; el
resultado es que dejará de servir como medio de cambio. La
incertidumbre sobre la cantidad que tendrán los individuos
les llevará a desecharla como medio de cambio.

Surgido el dinero, se
puede pensar en la existencia de una unidad a fin de medir los
precios en esa unidad que ahora se llamará "numerario".
Nótese que el surgimiento del dinero es producto de la
acción espontánea de los agentes económicos.
No es necesaria la existencia de un gobierno o autoridad para que
surja y se admita por todos los agentes. Su propia experiencia y
conducta racional les conduce a la formación del
dinero.

Por la historia general de los
países se ha visto que los metales preciosos
han tenido, en su origen, el papel de "dinero". Es posible que al
principio se haya usado tal como salía de las
entrañas de la tierra. Con el tiempo se le quitaron las
impurezas transformándolo en monedas con un peso
determinado. Esto permitió un gran avance en las
economías, pues se podía transportar
fácilmente de un lugar a otro sin que sufriera merma
alguna. Cualquiera podía fundir el oro bruto que
llegaba a sus manos y fabricar lingotes de oro. Es posible que la
diversidad de formas, tamaños y pesos creara la necesidad
de estandarización. Cualquier agente pudo tomarse la
molestia de crear monedas de 1, 2, 3, 5, 10, 20, 50, 100 y 1000
pesos. Y la economía funcionó mejor.

Los agentes económicos no son iguales. Tienen
diferencias en cuanto a gustos, preferencias, capacidades,
caprichos, deseos, talento y coraje. Esta diversidad, la
necesidad de sobrevivir, y el principio de intercambio libre y
voluntario, permitieron la división del trabajo.
Nótese que nadie les obliga a dedicarse a hacer zapatos o
sembrar trigo, pero lo hacen porque aprenden que es la
única manera en que pueden conseguir las mercancías
que produce el vecino.

En estas condiciones, Adam Smith
dice que se crearán fuerzas tales que harán que los
individuos sean movidos por una "mano invisible" para producir lo
que los demás demandan. Y producirán en una suerte
de equilibrio. No
reducirán su producción de tal forma que les
imposibilite conseguir todo lo que desean, ni producirán
demasiado a fin de incrementar inútilmente sus inventarios con
recursos que bien podrían usar para mejores menesteres.
Subyace aquí una noción de equilibrio general donde
lo que se produce se consume y lo que se demanda se
produce. Una ley que ya había descubierto Jean Baptiste
Say en el siglo XVIII.

Dice Arrow (1977) "la noción de que un sistema
social movido por acciones independientes en búsqueda de
valores diferentes es compatible con un estado final de
equilibrio coherente, donde los resultados pueden ser muy
diferentes de los buscados por los agentes; es sin duda la
contribución intelectual más importante que ha
aportado el pensamiento económico al entendimiento general
de los procesos
sociales".

El hecho de que no exista una autoridad que obligue a
los agentes a producir determinadas mercancías y que, sin
embargo se produzcan, lleva a otra interrogante referente a la
posibilidad de que esa producción se haga de la manera
más eficiente, sin desperdicio de recursos y sin dejar
insatisfecha a la demanda.

"Smith -dice Arrow (1977)- percibió
también la implicación más importante de la
teoría general del equilibrio: la capacidad de un sistema
competitivo para obtener una asignación de recursos
eficiente en algún sentido".

El principio de intercambio libre y voluntario genera un
sistema competitivo. Quiere decir que si un agente ya está
produciendo zapatos y dos, tres o más agentes se les
ocurre producir zapatos, nadie les puede prohibir. El hecho de
que un agente se decida a producir zapatos siendo que otro ya lo
está haciendo, puede ser porque aquél perciba que
hay una demanda no cubierta por el primero. También puede
ocurrir que el segundo y tercer agente se equivoquen y sus
zapatos no se vendan. En ese caso, pagarán por sus errores
y tendrán que cambiar de negocio si quieren sobrevivir. De
cualquier manera, la sociedad se beneficia, sea por el incremento
de la oferta de
zapatos o por el decremento de los precios.

2.4 Equilibrio en el mercado

Además de la noción de equilibrio general
en el sentido de la coherencia entre lo que se produce y se
consume, existe otra noción de equilibrio igualmente
importante. Esta se refiere al equilibrio en los
mercados.

La observación consiste en que los mercados
siempre operan en equilibrio. Es una afirmación cercana al
pleonasmo. En efecto, para que se de un mercado se requieren dos
agentes privados, un proceso y una decisión de
intercambio: Significa la concurrencia de un comprador y un
vendedor; que haya una negociación y finalmente la decisión
de intercambio. Si sólo se encuentran el presunto
comprador y el vendedor, eso no forma mercado; es como si mudos o
ciegos se sentaran en la misma banca y no se
hablaran ni se hicieran señas. Pero aún cuando se
hablen y se hagan señas, eso tampoco forma mercado. El
mercado no se forma hasta que logran ponerse de acuerdo y hacen
el intercambio. En ese momento se logra un precio (la tasa de
intercambio) y se iguala la oferta con la demanda. El oferente
ofrece un par de zapatos y el demandante paga mil pesos por ellos
(previa negociación), es decir, allí se
formó el precio y el mercado, y allí mismo se
acabó. La noción de equilibrio aparece porque el
intercambio es el reflejo de las voluntades libres y soberanas.
Para ese mercado, la oferta necesariamente es igual a la demanda.
Las preferencias que se traducen en valores, el proceso y el
resultado de un mercado libre y competitivo se pueden expresar en
una gráfica.

Figura 2.6 Plusvalía de los
agentes que intercambian

Elaboración propia

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12
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